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Ciencias Biológicas: kit que detectará virus respiratorio sincicial y su severidad

12 diciembre 2022


El trabajo en esta Facultad que integra Ciencia 2030 UC, es liderado por la Dra. Susan Bueno, directora científica de los estudios clínicos Fase III de la vacuna del laboratorio Sinovac en la UC.

 
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photo_camera La Dra. Susan Bueno es también directora científica de los estudios clínicos Fase III de la vacuna del laboratorio Sinovac en la UC. Créditos fotografía: César Cortés.

La plataforma científica chilena que identifica y predice el riesgo por virus respiratorio sincicial, liderado por la Dra. Susan Bueno, académica de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile -una de las cinco que integran Ciencia 2030 UC-, y que cuenta con el apoyo del Consorcio Tecnológico en Biomedicina Clínico-Molecular (BMRC), se encuentra en etapa de manufactura bajo norma ISO.

Actualmente, un prototipo de esta solución está siendo producido por laboratorios que cumplen con estándares internacionales de manufactura y buenas prácticas biotecnológicas. Estas condiciones son parte de las exigencias para que un desarrollo médico pueda ser utilizado para fines sanitarios.

El dispositivo es un kit de diagnóstico para la detección rápida del virus sincicial, contribuyendo de esta forma a mejorar el diagnóstico de las enfermedades con mayor prevalencia en época invernal y de mayor impacto para los sistemas de salud. “La novedad que tiene este método de diagnóstico, en relación a otros métodos de diagnóstico existentes, es la inclusión de una molécula producida por el sistema inmune de la persona, que da señales del nivel de inflamación que personas puede tener en las vías aéreas y anticipar la severidad de la enfermedad que se está desarrollado”, dijo la también investigadora del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia (IMII).

El Consorcio Tecnológico en Biomedicina Clínico-Molecular nació el año 2007, apoyado por la Corfo, tras una alianza entre la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Corporación Farmacéutica Recalcine y otras empresas importantes del área farmacéutica. Sus 15 años serán celebrados hoy lunes 12 de diciembre en el Centro de Innovación Anacleto Angelini de la UC, en el campus San Joaquín.

Rebeca Ibacache, gerenta del Consorcio, destacó que el proyecto para el desarrollo de una plataforma para la detección del virus respiratorio y la predicción de severidad podría tener un enorme impacto a nivel de los sistemas de salud públicos y privados, evitando además las consecuencias más importantes para los pacientes, principalmente poblaciones de riesgo como niños y personas de la tercera edad.

“La iniciativa que lidera la Dra. Bueno es una demostración de que equipos de élite en la ciencia chilena pueden aportar con su conocimiento a enfrentar algunos de los mayores desafíos sanitarios que enfrenta nuestra sociedad (…) Pero para esto, se requiere de un respaldo permanente en el tiempo, pues desarrollar plataformas de este tipo supone un largo camino para transitar desde la investigación básica a la transferencia, cuyos beneficios en el largo plazo serán relevantes tanto a nivel económico como humano”, afirmó la ejecutiva del BMRC.

Desde su fundación, el Consorcio Tecnológico en Biomedicina Clínico-Molecular ha apoyado el registro de 19 patentes presentadas por la UC a nivel mundial, elevado 163 solicitudes de patentes, logrando la concesión de 80 de ellas al 2022. Además, ha contribuido a la formación de 213 investigadores durante sus 15 años de operaciones. Entre sus principales investigaciones y desarrollos, actualmente en distintas fases de estudios y transferencia, se cuentan una vacuna contra el metapneumovirus, un sistema de detección para el cáncer de tiroides y una píldora para combatir el síndrome metabólico y sus efectos asociados.

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Identificación y pronóstico

El sistema creado tras varios años de investigaciones por parte de investigadores de la UC y apoyados por BMRC logra detectar patógenos con un 98% de especificidad y un 80% de sensibilidad diagnóstica usando métodos de implementación rápida, además de establecer detectar un marcador asociado a la severidad y el progreso de la enfermedad. El sistema de salud chileno gasta anualmente US$3.300 millones por concepto de diagnóstico, relacionados con enfermedades respiratorias.

“Con esto, no es solo posible mejorar la confiabilidad de los diagnósticos clínicos, sino también a generar respuestas más rápidas, certeras y oportunas en la población pediátrica, debido a que los actuales protocolos para la detección no incluyen marcadores de severidad”, de acuerdo al análisis del Dr. Alexis Kalergis, académico de la UC y director alterno del proyecto, y que además es uno de los científicos fundadores del Consorcio en Biomedicina.

“Creemos que se trata de una solución con potencial de impacto global. El virus sincicial se encuentra presente a nivel mundial y en todos los países causa problemas muy importantes, sobre todo en poblaciones pediátricas y de adultos mayores ya que para la mayoría de ellos no existen vacunas. Hoy, tras la crisis de la covid-19, estamos más conscientes sobre cuán fundamental es poder diagnosticar virus respiratorios causantes de enfermedades”, aseguró la académica UC.

Actualmente, la plataforma se encuentra en una etapa de manufactura en un laboratorio internacional regulado por la norma ISO 13485, es decir, el traslado de una herramienta científica a un prototipo que pueda evaluarse en un contexto real. Luego del término de esta etapa, la investigación avanzará hacia un estudio multicéntrico masivo que permita acreditar en centros de salud su efectividad y seguridad en pacientes.

La investigadora principal de este trabajo científico explicó que esta validación masiva aportará datos adicionales que precisarán la utilidad de la solución y la capacidad de utilizarse en un escenario clínico de forma valiosa. El plan, adelantó, es poder finalmente transferir la plataforma a una contraparte que pueda producirlo a gran escala y comercializarlo. “Para este proceso, tenemos colaboraciones con varios hospitales de la Región Metropolitana y regiones. Por lo tanto, una vez que finalicemos este desarrollo y demostrar que los parámetros operaciones básicos del kit son óptimos para su uso en el diagnóstico clínico. De esta manera, estas tecnologías se podrían utilizar para mejorar la capacidad de detección y su rapidez. Permitiría, por ejemplo, categorizar a los pacientes con infecciones más severas o aquellos que estén desarrollando una infección leve”.

De acuerdo a cifras de la Organización Mundial de la Salud, 1.7 millones de niños mueren cada año como consecuencia de neumonía causada por este tipo de infecciones. La cifra es mayor a los decesos provocados por la malaria, el VIH y la tuberculosis, de manera combinada. El método de diagnóstico desarrollado en el BMRC ofrece dos plataformas. La primera, denominada ELISA, permite en un laboratorio clínico de condiciones básicas evaluar en una muestra del paciente la presencia del virus respiratorio y una molécula indicadora de inflamación. La segunda es un test de antígeno, similar a la prueba rápida para la detección del SARS-CoV-2, que también cumple la misma función.

Esto, explicó la Dra. Bueno, “contribuye a entregar no solamente información sobre que la persona está cursando un virus respiratorio sino también el nivel de inflamación de sus vías respiratorias, lo que agrega un factor adicional al diagnóstico para tratar a pacientes que eventualmente requieran de atención más especializada versus los que están desarrollando una con características más leves”.

Ciencia chilena para desafíos globales

De acuerdo a sus creadores, el kit diagnóstico podría resolver dos brechas de los protocolos de atención en los consultorios: evitar un mal tratamiento o no tratar la causa específica que genera un cuadro respiratorio. Se trata de una falencia relevante debido a que algunos casos pueden tratarse erróneamente con antibióticos, ayudando a que los microorganismos, tanto externos como los que residen naturalmente en el organismo, se hagan más resistentes a las terapias o sean destruidos. Según indicó la Dra. Bueno, la herramienta funcionará con la muestra más sencilla de obtener en un cuadro de este tipo: la secreción nasal.

Al lograr la identificación del virus, el impacto va incluso más allá del propio paciente. Con esta información, es posible indicar tratamientos, medidas de aislamiento o evitar el contacto con personas susceptibles. Por ejemplo, en el caso del virus respiratorio sincicial, fundamentalmente los menores de un año. Son este grupo donde este agente infeccioso causa los mayores problemas. “Y también nos permite conocer aspectos epidemiológicos del curso de estas enfermedades infecciosas a nivel del país. Es muy importante conocer cómo se desarrolla la circulación viral y tomar acciones para proteger personas más susceptibles y que pueden generar enfermedades severas.

Es decir, la utilidad se da tanto a nivel de la persona afectada, pero también del entorno para minimizar la circulación de los virus”. En definitiva, la incorporación de un marcador  permitirá orientar tratamientos y la forma en que los equipos clínicos harán seguimientos, considerando que algunas enfermedades pueden requerir atenciones ambulatorias en determinados tipos de pacientes, mientras que otras, en otros grupos poblacionales, pueden incluso llevarlos a necesitar atenciones de cuidados intensivos.

La científica nacional recalcó que el rol del Consorcio Tecnológico en Biomedicina Clínico-Molecular ha sido facilitar el tránsito de investigaciones básicas a proyectos con potencial de transferencia hacia el mercado y los sistemas de salud. En su análisis, Chile necesita avanzar en este aspecto pues resulta fundamental que el conocimiento científico construido localmente se convierta en herramientas accesibles para el beneficio de toda la población.

“Estos proyectos de alto potencial exigen de un respaldo mucho más amplio del exclusivamente académico, y se deben considerar aspectos que van más allá de las publicaciones, descubrimientos u otros hitos a los que estamos habituados los científicos. Hablamos de aspectos de manufactura, controles de calidad, financiamiento, regulaciones… de esta forma podemos convertir el conocimiento en herramientas de uso masivo y que puedan servir a las personas”, expresó la investigadora.