17 mayo 2022
Propiedades medicinales de las mieles endémicas y nativas de nuestro país han sido reconocidas a nivel internacional gracias al trabajo de innovación y transferencia tecnológica realizado en las facultades UC que integran C2030. Parte de la tecnología que permite mejorar la calidad de la miel chilena comienza a ser transferida a los apicultores del país con apoyo del Estado.
Lleva cerca de tres décadas en un trabajo pionero, estudiando las propiedades medicinales de plantas que pueden transferirse a la miel, con aplicaciones antibacterianas y antiinflamatorias que imprimen un sello único a este producto de exportación chileno. La profesora Gloria Montenegro, de la Facultad de Agronomía e ingeniería Forestal de la Universidad Católica, desarrolló una tecnología que certifica las propiedades de la miel chilena contra las bacterias, lo que ha permitido la creación de productos como la miel Ulmo Rainforest y la miel Patagonia Mountain, ambas reconocidas recientemente a nivel internacional.
Parte de este conocimiento ahora se encuentra en manos de los productores apícolas de la Región Metropolitana, gracias a un proyecto del Fondo de Innovación para la Competitividad Regional FIC-R, encabezado por la profesora de la Facultad de Química y de Farmacia UC, Ady Giordano. La iniciativa que se llevó a cabo desde 2021 y finalizó en marzo, buscaba garantizar la calidad y la inocuidad alimentaria, mediante la implementación de un laboratorio de diagnóstico y asesoramiento que permita generar valor agregado a estos productos de origen natural.
El laboratorio de la doctora Montenegro, con el apoyo de la Facultad de Química y de Farmacia, lleva años desarrollando un trabajo interdisciplinario para analizar muestras de apicultores locales e identificar sus propiedades. “Nuestro grupo ha trabajado con los apicultores desde hace ya una década y queremos seguir trabajando con ellos en nuevos proyectos para analizar otros productos de la colmena, como polen y propóleos. De esta manera, si tienen poca producción de miel, puedan reemplazarla por propóleo, el cual siempre se va a producir”, afirmó la doctora Giordano.
La profesora Montenegro agregó por su parte que este proyecto ha sido fundamental para apoyar con ciencia y tecnología a las mieles de apicultores de zonas vulnerables de la Región Metropolitana. “Les hemos entregado un informe con todo lo hecho para sus mieles, que incluye origen botánico y análisis biológico y la posibilidad de que la miel tenga una propiedad antibiótica frente algunas bacterias, así como un análisis de propiedades antioxidantes y los análisis químicos para determinar la autenticidad y calidad”.
Secretos de la miel
Este tipo de análisis son el fruto del trabajo científico que por décadas ha llevado a cabo la doctora Montenegro. Junto a su equipo, y al apoyo de la Dirección de Transferencia UC, licenciaron sus resultados de investigación a la empresa JPM, el principal exportador de mieles chilenas y quienes lideran la marca Terra Andes Plus. Gracias a esto fue posible desarrollar “Active Patagonia Factor” (APF), una tecnología científica que certifica el poder antibacterial de la miel nativa de la Patagonia chilena.
En el laboratorio, además de probar su efecto sobre bacterias que han mostrado resistencia a medicamentos comunes, ha quedado demostrado su capacidad para potenciar la energía, fortaleza, memoria y agudeza mental en quienes la consumen.
Según explica la investigadora, estas propiedades provienen de los polifenoles, una sustancia química presente en las plantas: “De este grupo ha salido la aspirina o distintos antiinflamatorios, para lo que he adaptado la metodología internacional. Lo que hago es probar varias bacterias y veo si la miel controla su crecimiento. Si lo hace, luego extraigo toda la azúcar para obtener sólo los compuestos bioactivos y estudiar sus propiedades heredadas de las plantas”, dice Montenegro.
En el caso del APF, el poder controlador de la miel de origen patagónico ha sido comparado con antibióticos como la estreptomicina y penicilina, lo que demuestra las ventajas de haber investigado las mieles endémicas o nativas. “A mí me interesan las mieles que provengan de la floración del Ulmo, el Quillay u otras plantas. Por lo tanto, cualquier cosa que yo descubra en una miel con identidad país va a ser una patente. Puede ser un extracto bioactivo, bactericida o fungicida.
El 2009 ya patentamos las propiedades de la miel de Ulmo”, relató la académica. El año pasado, dos mieles chilenas fueron premiadas por el reconocido certamen inglés “London Honey Awards”: Se trata de la miel Ulmo Rainforest (bronce) y la miel Patagonia Mountain (platino), ambas de la marca Terra Andes. La miel con el sello APF ya es exportada a varios países del mundo.