Escuela de verano Ciencia 2030 UC: estudiantes aprendieron herramientas para la innovación y el emprendimiento

La experiencia de pensar una idea, consensuarla y trasformarla en un proyecto de base científico tecnológico que sea atractivo para el mercado, -contando para ello con herramientas metodológicas que incluyen estrategias para innovar y emprender-, fue parte del aprendizaje de 30 estudiantes de postgrado pertenecientes a las facultades que integran Ciencia 2030 UC y el Doctorado en Ingeniería y Ciencias con la Industria (DICI), quienes participaron en la primera Escuela de Verano en Ciencia, Innovación y Emprendimiento, realizada la semana pasada en la Facultad de Agronomía y Sistemas Naturales.

Durante una semana, las y los estudiantes aprendieron conceptos clave relacionados con la importancia de la diversidad de ideas y la generación de una propuesta de valor fruto del trabajo en grupos heterogéneos, preparándose para entender las necesidades del potencial cliente, y comunicar la propuesta de valor a través del pitch o presentación de la propuesta de negocios.

Miradas diversas

“En el mundo de la ciencia se puede seguir un camino más tradicional centrado en la investigación, pero no es la única forma. También se puede hacer ciencia en interacción con el sector privado, trabajando en la industria, mirando las necesidades del mercado y orientando mi investigación a satisfacer dichas necesidades”, señala Andrés Benavides, consultor en innovación y uno de los profesores del curso.

Según agrega el experto, quien es director comercial de una iniciativa basada en inteligencia artificial, “la innovación es básicamente práctica, pero hay una serie de marcos metodológicos que ayudan a hacer más efectiva una propuesta de emprendimiento basada en ciencia”. Para aprender todos estos conceptos y acciones de forma práctica, el primer día las y los participantes tuvieron que formar equipos que debían trabajar y desarrollar una propuesta durante la semana que duró el curso.

Ariel Matus, consultor en innovación quien también participó como instructor del curso, detalla que uno de los requisitos de esta experiencia práctica era que los integrantes no se conocieran desde antes. “Uno de los ejercicios que implementamos consiste en trabajar en grupos heterogéneos, ya que en esa diversidad se presenta el valor de construir ideas nuevas”, explica el experto, quien posee una empresa consultora que trabaja en el ecosistema de emprendimiento e innovación.

De esta forma y a partir de las decisiones tomadas en equipo, agrega, los grupos tuvieron que comenzar a tomar decisiones: desde la fuente de financiamiento o la necesidad de establecer una estrategia de propiedad intelectual, hasta buscar apoyos, alianzas y diversos mecanismos para conseguir que el proyecto llegue al mercado, entre ellos el “pitch”, que consiste en una presentación breve del proyecto y la idea de negocios que busca “convencer” de manera afecta a posibles inversionistas.

Potenciando interdisciplina

Carla Montenegro, estudiante del doctorado en Química de la Facultad de Química y de Farmacia que participó del Programa, dice que “muchas veces en la ciencia esto se deja un poco atrás, uno puede saber mucho de ciencia, pero si no sabe comunicarla pierde oportunidades. Para mi la escuela de verano significó una gran oportunidad de mejora profesional, personal y de crecimiento”.

Por su parte Benjamín Leiva, estudiante de Física señaló al concluir el curso que resultó fundamental el aprendizaje de metodologías y conceptos relacionados con la maduración tecnológica, así como la interacción científicas y científicos de otras áreas. “No es mi experiencia cotidiana, de manera que esa interacción resultó muy valiosa. También tuvimos la oportunidad de realizar un proyecto con una mirada más económica, simulando como haríamos en un mercado real”, relató.

Estafanía Riquelme, alumna del doctorado en Biotecnología Vegetal, de la Facultad de Ciencias Biológicas, señaló que en su caso la Escuela de Verano aportó conocimiento clave para “poder desarrollar una idea y en el futuro hacer mi propio emprendimiento de base científico tecnológica. Esto resulta fundamental para mi especialidad, por ejemplo en agricultura, se trabaja mucho con startups que aportan soluciones innovadoras”, dice.

Ariel González, astrónomo UC y estudiante de Magíster en Estadística, Facultad de Matemáticas, señala que compartir puntos de vista fue clave para ganar experiencia y poder potenciar su carrera en el área de la innovación y el emprendimiento. “Estamos junto a un colega ideando una consultora en estadística y análisis de datos, por eso no dudé en participar en el curso. Haber desarrollado un proyecto durante esta semana fue muy enriquecedor”, afirma.

Finalmente Sebastián Molina, Jefe de Planificación y Control del Mantenimiento Aéreo en el Ejército de Chile y alumno del Doctorado en Ingeniería y Ciencias con la Industria, señaló que la Escuela de Verano “representa una oportunidad para contar con herramientas que permitan transmitir ideas complejas de manera sencilla, en especial cuando interactuamos con personas que no tienen el mismo nivel de conocimiento. Esto es vital cuando uno quiere establecer un negocio, o reunir más capital para seguir investigando”.

Para Tania Zaviezo, directora del eje de Capital Humano Avanzado de Ciencia 2030 UC, la escuela de Verano superó todas las expectativas. “Nuestro objetivo era sembrar la semilla de la innovación y el emprendimiento, lo cual cumplimos con creces. Destacamos también que esta fue una instancia donde se potenció la interdisciplina, ya que tuvimos participación de las cinco facultades que integran nuestro proyecto”, concluyó.

Durante la jornada de cierre los seis grupos que trabajaron propuestas de innovación, tuvieron que presentar de forma convincente su trabajo ante un jurado integrado por Eugenia Olivares, directora subrogante de la Dirección de Transferencia y Desarrollo, Alex Parnas, Director de Emprendimiento at Centro de Innovación UC y Cesar Giacosa, académico UC y consultor en temas de innovación y emprendimiento.